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Análisis del discurso: una visión panorámica

Robert Dooley


De la misma manera que el conocimiento de palabras individuales no basta para comprender cómo funcionan las oraciones gramaticales en un idioma, el conocimiento de la oración gramatical no es suficiente para comprender cómo funciona el idioma en el nivel de discurso. Cada nivel de la estructura de un idioma se organiza conforme a sus propias reglas o principios. La forma gramatical de la oración permite una variedad de estructuras, pero su importancia en la comunicación de tales estructuras frecuentemente requiere una comprensión de la organización del idioma a nivel del discurso.

Aunque los diferentes niveles del idioma pueden tener ciertas clases de organización en común, es comprensible, e incluso predecible, que existan ciertas diferencias en otras. Un indicio de esto lo encontramos en un comentario de Kenneth L. Pike (p.c.): “Las reglas de la gramática se vuelven más rígidas conforme uno desciende del nivel del discurso al párrafo, a la oración, a la cláusula, y a la palabra.” En contraste con la gramática de la oración, los principios de organización del discurso tienden a ser menos rígidos, más directos para mostrar los efectos del proceso cognitivo, más directos para reflejar el contenido que se está comunicando, y más universales. Estas propiedades se relacionan entre sí. La naturaleza más rígida —como regla— de las estructuras en el nivel más bajo parece ocurrir principalmente porque estas estructuras ocurren con mayor frecuencia: en un sólo discurso puede haber docenas de oraciones y cientos de frases. Mientras más frecuente sea una construcción, más convencional (fija, atada a reglas) tiende a ser su organización. Por eso el discurso organizado, a menudo se expresa mejor por principios y no por reglas. Estos principios generalmente derivan de propiedades cognitivas y reflejan el contenido del discurso de una manera relativamente transparente. Puesto que las propiedades cognitivas y los elementos comunes del contenido son altamente universales, se puede esperar que la organización del discurso sea más universal que la estructura de la oración gramatical. Es cierto que muchos aspectos de la gramática de la oración reflejan influencias cognitivas y conceptuales similares, pero en muchos casos eso sólo es verdadero en un sentido diacrónico, conforme cambia la explicación funcional del idioma. La organización del discurso, mucho más que la gramática de la oración, tiende a reflejar influencias cognitivas y conceptuales en las decisiones comunicativas del hablante en el momento de establecer la comunicación.

Aunque la estructura del discurso es altamente universal, existen diferencias importantes en los idiomas. Está claro que los idiomas utilizan diferentes elementos formales o diferentes patrones para indicar la misma estructura básica del discurso. En ciertos idiomas (tales como el hebreo y griego bíblicos) generalmente las oraciones empiezan con conjunciones como: ‘entonces’, ‘así,’ etc., mientras que en los idiomas europeos, la mayoría de oraciones sólo empieza con una conjunción bajo condiciones específicas. Por lo tanto, una traducción de un idioma que comúnmente usa conjunciones a uno que no las usa, predeciblemente incluirá menos conjunciones, si la traducción intenta ser lo más natural posible. Así, la misma estructura conceptual se puede expresar, no sólo mediante diferentes indicadores formales, sino por una serie de indicadores fundamentalmente diferentes.

En ocasiones los idiomas muestran diferentes patrones conceptuales así como diferentes patrones formales. Los idiomas que se extienden a la izquierda (aquellos cuyas postposiciones y objeto directo generalmente preceden al verbo) tienden a usar un orden conceptual en el que el material de respaldo precede al material nuclear. Esto es menos común en los idiomas que se extienden a la derecha (aquellos con preposiciones y orden VO). Puesto que ambos idiomas bíblicos —el hebreo y el griego— por lo general se extienden a la derecha, la traducción a idiomas que se abren a la izquierda puede necesitar, ya sea la transposición de material a un orden más natural en la lengua receptora, o usar indicadores específicos que sigan el orden del texto fuente.

Diferencias tales como las ilustradas anteriormente generalmente sólo salen a la luz cuando uno examina textos naturales, teniendo en mente las preguntas apropiadas. Las diferencias en la organización en el discurso a menudo se correlacionan con propiedades tipológicas del idioma, o con propiedades que son comunes dentro de la familia lingüística. El no reconocer tales diferencias en la traducción, puede resultar en falta de naturalidad (“extranjerismo”), e incluso en dificultades de comprensión. Ni siquiera los nativos pueden reconocer la fuente de tales dificultades, o cómo corregirlas. En el proceso de traducción, las diferencias de organización a menudo salen a la luz sólo después de que se ha hecho la traducción inicial. Al llegar a este punto, la tarea de una corrección consistente exige un conocimiento consciente de los patrones del idioma a nivel del discurso; conocimiento que tiene un alcance más allá de la intuición del nativo hablante. Este conocimiento consciente de los patrones del discurso es el propósito del análisis del discurso.

Las oraciones tienen gramática básica, entonación, modalidad y otras clases de organización. En el discurso también se tienen varias clases de organización, tales como las que se muestran a continuación.

Géneros (tipos de texto): Diferentes tipos de textos tienen diferentes patrones de organización. Uno no esperaría que una carta, por ejemplo, tenga la misma estructura organizacional que un cuento folclórico. Los géneros tienen un propósito particular social o cultural, por un lado, y un conjunto característico de propiedades formales o conceptuales por otro. Algunos géneros son básicos, generales, y ampliamente extendidos entre los idiomas; otros son altamente específicos. Cuando los que escuchan o leen, perciben que un discurso muestra cierto género, sus expectativas para ese género guían su interpretación.

• Manera de producción (estilo y registro): Los hablantes u oyentes a menudo tienen maneras características de expresarse, dentro de las normas amplias del idioma; esto produce variación de estilo. Además, el hablante o escritor se expresará de manera diferente en diferentes circunstancias sociales, usando las formas lingüísticas que se consideren las mejores para las circunstancias. Esas son las diferencias de registro. La selección del léxico, oración gramatical, y los patrones del discurso, a menudo reciben la influencia del estilo y el registro.

Medio de producción: Un cuento, u otra clase de texto, puede ser transmitido de forma diferente, dependiendo de si es escrito u oral. Incluso en una sociedad recién alfabetizada el material escrito tiende a ser diferente de maneras predecibles del material oral. El material escrito, por ejemplo, tiende a tener menos repetición y más complejidad de sintaxis que el material oral. La traducción tiende, por lo regular, a seguir patrones escritos, pero si se usa principalmente en lectura oral, puede tener una combinación singular de características.

Unidades de discurso y discontinuidad: Una oración no es una sucesión simplemente lineal de palabras. De igual manera, el discurso no es una simple sucesión lineal de oraciones. Tiene una organización jerárquica; las oraciones se agrupan en unidades mínimas de discurso (frecuentemente llamadas “párrafos” incluso en el material oral), que a su vez se agrupan en otras unidades de discurso, y así hasta el nivel del discurso completo. Las unidades de discurso poseen una estructura interna, a menudo de clase predecible. Un párrafo narrativo, por ejemplo, comúnmente empieza con una indicación de un nuevo tiempo o lugar, y contiene pasos que corresponden a los sucesos principales. En el límite entre unidades de discurso, el que habla o escribe generalmente indica cambios en dimensiones (para la narración) tales como tiempo, lugar, participantes y tipo de acción.

Clases de información: Un discurso contiene información de diferentes tipos, distinguibles tanto en rasgos formales como en funciones. Una distinción fundamental es el material de trasfondo y el principal. En la narrativa, por ejemplo, los sucesos más importantes generalmente se expresan con verbos de acción y con aspecto perfectivo. En cambio, el material de trasfondo: las explicaciones, la descripción de participantes, los resúmenes, etc., generalmente se expresan con verbos de estado, o con verbos de acción con aspecto imperfectivo. Los diferentes tipos de información tienden a presentarse en lugares característicos: las descripciones de los participantes hacia la primera unidad de la narrativa o en otras unidades mayores, y los resúmenes hacia el final, etc. Comúnmente, hay indicadores reconocibles cuando uno pasa de la información de trasfondo a lo principal y viceversa.

Organización conceptual y temática: Dentro de un género dado, la estructura lingüística de las unidades de discurso tiende a seguir patrones característicos (esquemas de discurso). Un párrafo narrativo, por ejemplo, por lo regular muestra una trama cuyas fases son sucesos que siguen una secuencia, en un momento o lugar determinado. Frecuentemente la trama se construye con un tema, un concepto que es relevante para cada uno de las fases de la trama por medio del cual el narrador muestra un interés especial. El tema de un discurso es un tema nominal.

Estructura de información: La misma información proposicional generalmente se puede expresar de maneras diferentes, dependiendo de los elementos que se espera conozca el oyente, o lector, antes de ser mencionados; y también del elemento se quiere que produzca el mayor efecto en lo que el oyente o lector sabe (el enfoque). La estructura de la información típicamente incluye sintaxis, entonación y señales morfémicas. Una característica del enfoque, es que tiene el acento nuclear en la entonación. El expositor, o escritor, que es hábil en este aspecto, hace que sus oyentes o lectores capten su mensaje con mayor facilidad.

Patrones de referencia: La referencia a los elementos nominales se hace en forma diferente, dependiendo de si están siendo mencionados por primera vez, si se les menciona más adelante, o si se les vuelve a mencionar después algún tiempo. La introducción de nuevos elementos nominales generalmente requiere una codificación “compleja”. La mención de un nuevo elemento requiere una codificación intermedia, en tanto que para referirse a un elemento “activo” con frecuencia se logra con una codificación mínima. En algunos idiomas la codificación mínima es un pronombre; en otros, se logara con codificación “cero”. Además, los temas establecidos del discurso —elementos que son temáticos en una cierta unidad de discurso— se pueden mencionar a través de maneras especiales, por lo general con una forma particular de codificación mínima. Por consiguiente, las entidades temáticas, una vez establecidas, ya no requieren sino una codificación mínima.

Estas y otras clases de organización de discurso sólo se pueden descubrir al analizar el material de un texto que se ha producido naturalmente. Darse cuenta de los diferentes parámetros de organización del discurso es un buen punto de inicio. Las metodologías específicas también pueden ayudar. Hace dos generaciones se pensaba del análisis del discurso como un aspecto misterioso, que quedaba fuera del ámbito de la lingüística. Incluso los lingüistas altamente capacitados no estaban dispuestos a aventurarse en ese terreno. Aunque todavía existe mucho por aprender, el análisis del discurso está siendo cada vez más accesible para los lingüistas estudiosos en el campo. Tal como se indicó anteriormente, más allá del análisis gramatical y léxico básico, el análisis de la estructura de un idioma a nivel de discurso, es probablemente el aspecto que puede ser de mayor utilidad para la traducción misma.