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La morfología y la sintaxis: una visión panorámica

Stephen A. Marlett y Gastón Salamanca



Consideraciones iniciales

Un concepto que ha sido indispensable en el estudio de las lenguas humanas es el concepto de palabra (Nota 1). Una palabra puede ser el objeto de estudios diferentes. Uno es el estudio de la manera en que una palabra se construye —su forma. Este estudio lingüístico corresponde a la morfología. Otro es el estudio de las maneras en que las palabras se combinan y se organizan en grupos. Este estudio lingüístico corresponde a la sintaxis (o la gramática). Un tercer estudio tiene como foco el sentido o significado de las palabras. Este estudio corresponde a la semántica (Nota 2). Por último, una palabra puede estudiarse desde el punto de vista de su origen y de su historia. Este estudio corresponde a la etimología. (La filología es un estudio más amplio, que incluye las obras literarias y otros textos). La lingüística moderna ha priorizado el estudio sincrónico del lenguaje, relegando a un plano más bien secundario los acercamientos historicistas.

La morfología y la sintaxis constituyen el foco de esta breve presentación. Para Lyons estos niveles lingüísticos se distinguen porque

La morfología se ocupa de la estructura interna de las palabras y la sintaxis de las reglas que gobiernan su combinación para dar lugar a oraciones. (Lyons 1971:201)

La morfología

El morfema, las raíces y los afijos

Algunas o muchas palabras de una lengua son morfológicamente sencillas. Ejemplos del castellano son: de, dos, y, que, y no. Estas palabras no se pueden dividir en segmentos con significado que contribuyan al significado total de la palabra. Por ejemplo, la palabra dos tiene tres fonemas —/d/ /o/ /s/ (véase fonología)— pero el fonema /o/ en esta palabra no tiene ninguna relación significativa con la conjunción o, o la /o/ de la palabra feo, donde esta forma lingüística (el fonema /o/) sí tiene significado ("disyunción", en el primer caso; "masculino", en el segundo).

La situación con otras palabras del castellano es diferente. Por ejemplo, la palabra otras tiene tres partes que portan significado (tres morfemas). Se puede dividir, en efecto, la palabra otras en sus tres morfemas de la siguiente manera: otr-a-s. Por medio de una comparación con otras palabras del castellano, como otro, otra, otros, mismo, misma, mismos, mismas, se puede afirmar que hay una raíz o tema —otr— que lleva el significado base de la palabra (significado que puede resumirse, grosso modo, como "distinto de"), y dos afijos, -a y -s, que indican género femenino y plural, respectivamente. Para resumir, podemos definir morfema como la expresión formal (generalmente por consonantes, vocales, y/o tonos) de un significado (Nota 3).

Raíz

Afijo

Afijo

otr

a

s

Una descripción de la morfología de una lengua presenta información sobre los morfemas (cuáles son raíces, cuáles son afijos) y las maneras en que se combinan para formar palabras. En castellano, por ejemplo, uno tiene que especificar que el afijo de género es obligatorio en palabras como otro y que precede al afijo de plural cuando los dos morfemas se presentan en la misma palabra.

Clasificación de los morfemas

Prefijos, sufijos e infijos

De acuerdo a la posición que ocupan con respecto a la raíz, los afijos pueden clasificarse en prefijos, sufijos e infijos. Los prefijos se anteponen a la raíz, los sufijos siguen a la raíz, y los infijos se ubican en el interior de la raíz. Hay palabras del castellano que pueden tener simultáneamente prefijos y sufijos. La palabra indebidamente es un ejemplo. La base de esta palabra es deb- y los afijos son el prefijo in- y los sufijos -i, -d, -a, -mente. (Se puede comparar deb-e-r (para la raíz), deb-i-d-a (para una palabra sin el último sufijo), deb-i-d-o (para la palabra con otro sufijo en lugar de -a), y busc-a-d-a (para otro verbo con raíz distinta y vocal temática distinta). Es necesario subrayar que los afijos -i, -d y -a son sufijos y no infijos, pues siguen a la raíz. Es común que en casos como éstos —cuando los sufijos no ocurren en posición final de palabra— se tienda a confundirlos. Lo definitorio de un infijo, hemos de insistir, es que se inserta en la raíz.

Morfemas derivacionales y inflexionales

Una parte del estudio de la morfología es la clasificación de los afijos según su papel en la lengua. Un afijo como -iz en castellano tiene la función de crear un verbo de una base adjetival o sustantival, como en [[formal]iz]a, [[caracter]iz]a. Otros afijos cambian el significado de la base a la cual se unen. Por ejemplo, el prefijo in- en una palabra como inexperto modifica sustantivamente el significado de la base. A estos morfemas que cambian el significado de la base, o la parte de la oración a la cual la palabra pertenece —por ejemplo, cuando un adjetivo o sustantivo cambia a verbo (como en el caso anterior); cuando un adjetivo cambia a sustantivo (como en la palabra limpieza), cuando un verbo cambia a sustantivo (como en la palabra conocimiento), etc.— se les denomina derivacionales. Otros afijos, como -a / -o (morfemas que en español señalan género femenino y masculino, respectivamente), -s (morfema que en español señala pluralidad), etc. tienen su función dentro del sistema gramatical bien definido (la inflexión). A estos morfemas se les denomina inflexionales.

Singular Plural
Masculino otr-o otr-o-s
Femenino otr-a otr-a-s

Alomorfos

Un morfema puede tener variantes superficiales. Son los alomorfos. Los alomorfos son el resultado muchas veces del contexto fonológico (se habla de alomorfos fonológicamente condicionados). Por ejemplo, el prefijo negativo que se encuentra en una palabra como in-audible tiene la forma im- cuando se presenta delante de una p (como en imposible), y la forma i-engma.GIF (146 bytes)- (fonéticamente), cuando se encuentra delante de una consonante velar (como en incauto). En estos casos es posible atribuir al contexto fonológico —entendiendo por contexto fonológico, en este caso, el punto de articulación de la consonante inicial de la raíz— los cambios sufridos por la consonante del morfema de negación. Por cierto, el fenómeno que explica estas variantes es una asimilación. Otros fenómenos que explican los cambios en las distintas maneras como se presenta un morfema son la reduplicación (replicación de una forma lingüística (fonemas, sílabas, etc.), la epéntesis (inserción de fonemas), la metátesis (cambio en el orden de los fonemas), la pérdida de fonemas, etc. Existen otros alomorfos cuya aparición sólo pueden explicarse en virtud de un cambio léxico (como la raíz del verbo "decir" en formas como decimos (raíz: /des/) y digas (raíz: /dig/). Estas formas, llamadas supletivas, deben ser aprendidas.

La sintaxis

Orden de palabras

La sintaxis considera las posiciones y las combinaciones de palabras. En la mayoría de los casos, un orden es aceptable —gramatica— y otro orden no es aceptable. Por ejemplo, palabras como en en castellano se presentan delante de sus complementos: en [ el mar ]. El castellano es una lengua preposicional.

Una manera para describir tales datos es con una fórmula que formaliza la idea de que las palabras se organizan en unidades (frases, o sintagmas) más grandes:

FP ® P FN

FN ® Det N     [versión incompleta]

Frase Preposicional es constituída por una Preposición seguida por una Frase Nominal; Frase Nominal es constituída por un Nombre (sustantivo) precedido por un Determinante.

Otras lenguas tienen gramáticas diferentes. Por ejemplo, el seri (de México) es una lengua posposicional: [ xepe com ] ano ("mar" "el" "en"). Las reglas que son parte de su gramática son distintas a las de castellano:

FP ® FN P

FN ®  N  Det     [versión incompleta]

Combinación de elementos

Otro tema de la sintaxis es la combinación de elementos. Por ejemplo, en castellano hay concordancia de género y número en la frase nominal (el niño bueno / la niña buena; la casa vieja / las casas viejas). Esto es una parte de la gramática del castellano. Por lo tanto, una frase como *los películas maravilloso, aunque está bien en cuanto al orden de palabras, no es gramatical. Si el sustantivo es femenino y singular, también el artículo y el adjetivo lo tienen que ser. (Se usa el asterisco en la sintaxis para indicar una construcción no gramatical.)

En castellano, además, es obligatorio usar cierta forma del sustantivo (el plural) cuando el sustantivo se combina con una palabra como dos: *dos equipo no es una frase gramatical. Y, en forma similar, hay concordancia entre el verbo y el sintagma nominal que cumple función de sujeto. De acuerdo a lo expresado, la oración *Los estudiantes salió no es gramatical por la falta de concordancia, mientras que El gato rasguñó las mesas sí lo es. (Nótese que el complemento directo en este segundo caso (las mesas, es decir, "lo rasguñado"), también es formalmente una Frase Nominal (tiene un núcleo sustantivo), pero en este caso no se requiere concordancia con el verbo. La concordancia se produce entre el verbo y el sujeto de la oración en castellano.

Formas especiales

También la sintaxis considera la distribución de formas especiales, como el infinitivo. Una palabra como  caminar en Quiero caminar no puede tener un sujeto audible:  *Quiero ella caminar.  Y no puede aparecer después de cualquier verbo: la oración *Anunció caminar no es gramatical.

Marcadores

Hay elementos que siempre han sido muy importantes en el estudio de la sintaxis por su uso tan central en la formación de una oración gramatical. Los marcadores de caso en lenguas como griego, latín, y japonés (entre otras) indican la función gramatical de las frases nominales. En otras lenguas, la marcación de persona y número en los verbos tiene una función similar. Un elemento que se presenta en muchas lenguas del mundo, pero en ninguna lengua indo-europea, es algo que se ha llamado marcador de cambio de referencia. Un ejemplo, de seri (México), es el siguiente:

Tpezima yootax.         "Vencido, salió".

El morfema subrayado, ma,  no tiene otra función que indicar que la persona que venció y la persona que salió son dos personas diferentes.

Pronombres

Los pronombres son palabras muy importantes en la gramática de una lengua, y su distribución merece discusión especial. En algunas lenguas del mundo, como francés e inglés —fuera de casos muy especiales— es obligatorio usar el pronombre de sujeto en oraciones sencillas. Por ejemplo, para "ella ve la carne" en francés e inglés: elle voit la viande (gramatical), *voit la viande (no-gramatical como oración completa), she sees the meat (gramatical), *sees the meat (no-gramatical como oración completa). En otras lenguas, como el castellano, la omisión del pronombre de sujeto es optativa y hasta casi obligatoria en la mayoría de casos.

La presencia o ausencia de un pronombre de complemento directo señala la diferencia entre los tipos de verbos que hay. Por ejemplo, el pronombre lo se presenta con muchos verbos de castellano (lo vio, lo comió, lo leyó, lo creó) pero no se permite con otros (*lo cae, *lo ladra, *lo muere, *lo sonrie, *lo llueve). Datos como éstos requieren explicación en la gramática de una lengua.

Interpretación

Otro tema importante de la sintaxis es la interpretación de los elementos, aún los elementos inaudibles. Considere las siguientes oraciones en que se indican las posibles e imposibles interpretaciones de los sujetos implícitos y explícitos.

Quiere que vaya. Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.
Quiere que él vaya. Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.
Él quiere que él vaya. Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.
Él quiere que vaya. Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.

Se debe notar que las posibles interpretaciones en todos estos casos son iguales. El zapoteco del Istmo (México) tiene oraciones similares, pero que tienen interpretaciones distintas. (Aquí presentamos los datos sólo en traducción; para los datos originales, véase Marlett y Pickett 1996.) Cada lengua tiene sus propias reglas sintácticas, y las de zapoteco son diferentes que las de castellano.

Interpretaciones de oraciones similares en zapoteco del Istmo
"Quiere que vaya." *Fulano quiere que Mengano vaya.
Fulano quiere que Fulano vaya.
"Quiere que él vaya." Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.
"Él quiere que él vaya." *Fulano quiere que Mengano vaya.
Fulano quiere que Fulano vaya.
"Él quiere que vaya". Fulano quiere que Mengano vaya.
*Fulano quiere que Fulano vaya.

Ambigüedad

Un fenómeno del cual debe dar cuenta el análisis sintáctico es la descripción de oraciones que tienen más de una lectura (oraciones ambiguas). Por ejemplo, la sintaxis debe dar cuenta de la interpretación diferente de que es susceptible una oración como Compré el collar sin monedas. Esta oración, en efecto, tiene dos lecturas posibles: 1) "compré el collar que no tenía monedas"; y 2) "compré el collar con algún instrumento de pago que no incluía las monedas". Un análisis sintáctico adecuado para la primera lectura debe considerar la presencia de un Sintagma Verbal, desde el cual deriva —además del verbo— un Sintagma Nominal en función de complemento directo (el collar sin monedas ("lo comprado")). De este sintagma nominal, a su vez, derivan el artículo el, el sustantivo collar (núcleo de este sintagma nominal) y el Sintagma Preposicional sin monedas. La posición del sintagma preposicional explicita su función de complemento del nombre y, por tanto, de determinante del núcleo del sintagma nominal (collar). Un análisis sintáctico adecuado para la segunda lectura, por su parte, debe considerar que el Sintagma Preposicional (sin monedas) deriva directamente del Sintagma Verbal. De esta manera se explicita que la modificación efectuada por este sintagma preposicional no es al núcleo del Sintagma nominal (collar)— como en la lectura anterior— sino al verbo comprar.

Por cierto, aquí cabe comentar que la línea que se traza para establecer el límite de los distintos niveles lingüísticos (fonética, fonología, morfología, sintaxis, semántica) no es siempre preciso. Ya hemos considerado casos en que la fonología se intersecta con la morfología (morfofonología). También hemos visto casos en que los ámbitos de la morfología se intersectan con los de la sintaxis (morfosintaxis). En el caso de los análisis sintácticos de las oraciones ambiguas, por su parte, hemos podido apreciar que éstos están indisolublemente unidos con las distintas interpretaciones semánticas de que son objeto dichas oraciones. Estos "cruces" de dominios deben tenerse en cuenta a la hora de iniciar el estudio de una lengua, pues muchas veces las claves para la descripción adecuada de un nivel se encuentra en los dominios de un nivel lingüístico diferente.

Resumen

1. La morfología es el estudio de la organización y orden de morfemas en las palabras.

2. Una palabra puede consistir de uno o más morfemas.

3. Un morfema puede tener alomorfos — variaciones en su forma superficial.

4. La sintaxis es el estudio de la organización y orden de palabras en las oraciones, y la relación entre las palabras, y la distribución de palabras especiales.

Notas

Nota 1. No obstante, "palabra" no es un término preciso. Hay varias definiciones que competen y que se usan en contextos diferentes. Regresar al texto.

Nota 2. La semántica abarca mucho más que el significado de la palabra suelta. Se presenta una mirada a la semántica en otro archivo. Regresar al texto.

Nota 3. En los casos de algunos morfemas gramaticales, el significado puede ser bastante abstracto. Regresar al texto.

Referencias

Lyons, John. 1971. Introducción en la lingüística teórica. Traducción por Ramón Cerdá. Barcelona: Editorial Teide.

Marlett, Stephen A. y Velma B. Pickett. 1996. El pronombre inaudible en el zapoteco del Istmo. III Encuentro de Lingüística en el Noroeste, pp. 119-150, eds. Zarina Estrada Fernández, Max Figueroa Esteva, Gerardo López Cruz. Editorial Unison: Hermosillo, Sonora. [Accesible en el internet: http://www.sil.org/americas/mexico/zapoteca/istmo/G008-PronInaudible-ZAI.htm.]


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