Resumen de las cinco hipótesis de Krashen

(Krashen, p. 58ff): Podemos resumir las cinco hipótesis en una sola oración: el aprendiz adquiere una segunda lengua cuando obtiene datos comprensibles y cuando su filtro afectivo está suficientemente abierto para permitir el ingreso de dichos datos. Es decir, la única variable causativa en la adquisición de idiomas son los datos comprensibles.

Esta hipótesis resuelve varios problemas de la literatura profesional sobre el aprendizaje de idiomas. Algunos estudios indican que la enseñanza es útil, en tanto otros señalan que mucho mejor es el uso del idioma en el "mundo real". Este conflicto se resuelve postulando que la enseñanza apoya la adquisición proveyendo datos comprensibles. Aparentemente, la enseñanza es más valiosa para aquellos aprendices que no tienen otra fuente de datos comprensibles, o sea, para estudiantes que no tienen oportunidad de comunicarse con hablantes del idioma, o para personas recién llegadas al lugar, que no han alcanzado un manejo suficiente del nuevo idioma para entender los datos naturales de esa lengua fuera de la clase. El valor de la enseñanza se reduce cuando el aprendiz dispone de ricas fuentes para el ingreso de nuevos datos comprensibles, como por ejemplo, la persona que alcanzó un nivel intermedio y vive en un país donde se habla el nuevo idioma.

El ingreso de datos comprensibles y el filtro afectivo también explican los efectos que la edad tiene sobre la adquisición de una lengua. La literatura profesional es consistente en presentar las siguientes generalizaciones: (1) Los aprendices de mayor edad avanzan más rápido en las primeras etapas (los adultos progresan más rápido que los niños; los niños mayores avanzan más que los menores), pero (2) los niños eventualmente aventajan a los adultos. Normalmente los niños alcanzan a los adultos en un lapso de seis meses a un año.

Una posible explicación es la siguiente: los aprendices mayores adquieren más rápido porque pueden usar estrategias de producción de las que los niños normalmente no disponen. Por ejemplo, los adultos son más propensos a usar una combinación de su primer lengua y el conocimiento consciente de la gramática. Tienen la capacidad de usar la sintaxis de su primer lengua como una estrategia, y, disponiendo de un nivel cognoscitivo más avanzado, pueden apelar a conocimientos conscientes para conformar oraciones según los patrones de la segunda lengua. En pocas horas de estudio un buen "aprendiz" puede combinar el uso de su primer lengua con su monitor para producir oraciones relativamente complejas. Este sistema tiene ciertos problemas (requiere vigilancia constante y mucho uso del monitor), pero permite que el aprendiz de más edad pueda sostener conversaciones mucho antes y así obtener un mayor ingreso de datos nuevos.

Otras investigaciones indican que los adultos son más hábiles en el manejo de la conversación. Aunque los niños reciben lo que aparentemente son datos sencillos, los adultos tienen mayor capacidad para comprender los datos que reciben; saben pedir ayuda, saben mantener viva la conversación, etc.

Además, los adultos tienen la ventaja de un mayor conocimiento del mundo. Esta información extralingüística adicional aumenta su capacidad de entender lo que oyen.

Una manera de explicar la superioridad de los niños a largo plazo es que recién en la adolescencia se vuelve más resistente su filtro afectivo. Los adultos pueden recibir suficiente cantidad de datos, pero debido al filtro, no todos ingresan. El aumento en la resistencia del filtro se debe a los cambios biológicos y cognoscitivos de la pubertad.


Krashen, Stephen D. 1987. Principles and practice in second language acquisition. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall International.